No se trata de explosivas mujeres-policía ni de primaverales minifaldas que cruzan por el paso de peatones (tan piropeadas por nuestros genuinos taxistas). Se trata de esos clásicos que se repiten día tras día en el coche ante determinadas situaciones.
Y es que ¿quién no ha dicho, al ver pasar dos ambulancias seguidas con la sirena puesta: "uf, algo gordo ha debido de pasar"? Lo que habrá pasado será que hay seis millones de habitantes en Madrid, y es lo normal que lleguen a cruzarse dos ambulancias en determinados momentos (vamos, digo yo): y es que los madrileños somos recios, pero no inmortales. Pero bueno, las ambulancias no tienen comparación con los camiones de bomberos: sólo verlos nos alarma, y siempre alguno suelta el famoso "debe haber un incendio increíble". Para que al final sea un puto gato que se ha subido a un árbol. Pero ya la guinda es si vemos un accidente en la carretera: ¿por qué misterioso motivo todo el mundo frena al pasar junto a los coches accidentados para ver si hay algún cadaver? Lo peor es que después de frenar para satisfacer con el rabillo del ojo su irrefrenable ansia de espectáculo todo el mundo comenta "¿por qué se para la gente a mirar? así no se provocan más que atascos".
Y es que las personas somos morbosas por naturaleza... En fin, ya hablaremos otro día del morbo de las señoras mayores, más curioso, si cabe, que el de la carretera.
Y es que ¿quién no ha dicho, al ver pasar dos ambulancias seguidas con la sirena puesta: "uf, algo gordo ha debido de pasar"? Lo que habrá pasado será que hay seis millones de habitantes en Madrid, y es lo normal que lleguen a cruzarse dos ambulancias en determinados momentos (vamos, digo yo): y es que los madrileños somos recios, pero no inmortales. Pero bueno, las ambulancias no tienen comparación con los camiones de bomberos: sólo verlos nos alarma, y siempre alguno suelta el famoso "debe haber un incendio increíble". Para que al final sea un puto gato que se ha subido a un árbol. Pero ya la guinda es si vemos un accidente en la carretera: ¿por qué misterioso motivo todo el mundo frena al pasar junto a los coches accidentados para ver si hay algún cadaver? Lo peor es que después de frenar para satisfacer con el rabillo del ojo su irrefrenable ansia de espectáculo todo el mundo comenta "¿por qué se para la gente a mirar? así no se provocan más que atascos".
Y es que las personas somos morbosas por naturaleza... En fin, ya hablaremos otro día del morbo de las señoras mayores, más curioso, si cabe, que el de la carretera.
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