Hay que cantar solo de vez en cuando para mantener la cordura: si es posible, desafinando y a gritos como un loco. Especialmente en los momentos de mayor tensión. En el coche, en la ducha, en una calle aislada: cada cual que escoja su espacio, pero que no deje de vivir una de las mejores experiencias de desfogue que nos brinda la vida. Y si alguien te pilla en esos momentos de necesaria intimidad explosiva... ríete, sin miedo a la locura, sin miedo al ridículo. Y que te quiten lo cantao.
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