Dicen que la corrupción de lo mejor es lo peor, por lo que si hay algo que no trago en este mundo son los meapilas. Son esos que te la sueltan con una sonrisa en la cara, esos que se confiesan de pecados ajenos porque no ven uno propio, esos que juzgan despiadadamente al prójimo que yerra cometiendo así el error más grave, esos que no hacen más que hablar mal de los demás porque su vida carece de interés, esos que consideran peor la lujuria que el desamor, esos que están carcomidos por la envidia, esos que se rasgan las vestiduras, esos que se entregan a grandes y lejanos ideales para huir de los pequeños y más cercanos, esos que viven amargados y amargan a los demás...
¿Qué a qué viene todo ésto? Es que el otro día me crucé con uno y tenía ganas de decirlo...
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