martes, 1 de diciembre de 2009

Hacer barrio


Este curso estoy haciendo algo que no había hecho en mi vida: barrio. La verdad es que esta tarea da pereza en un principio, pero una vez empiezas a llevarla a cabo descubres que esconde una íntima satisfacción.

Cosas tan sencillas como dar los buenos días al portero de la casa de al lado, preguntar a la vecina por sus nietos, interesarse por cómo le va el negocio ese día al camarero al que siempre pides cambio para tabaco, escuchar un minuto al panadero o comentar algún titular con el quiosquero le reportan a uno una alegría discreta, moderada, pero eficaz: porque tu camino desde el portal de casa hasta el metro ha pasado de ser desconocido a ser agradable.

Son personas a las que ves todos los días, aunque nunca más de dos minutos. Nunca te vas a cansar de ellas ni ellas de ti, y nunca tendrás una discusión con ellas, así que no hay motivo para ignorarse: hága usted barrio. Se lo recomiendo vivamente.

2 comentarios:

  1. Hola Drulo!
    Me ha encantado este comentario. Sólo un pero... "una alegría discreta, moderada, pero eficaz". La eficacia es un altar estúpido en el que sacrificamos cosas muy importantes. Aquí parece que la eficacia es mejor que la discreción y la moderación...
    Me cago en la eficacia y en la eficiencia.
    Juanxo

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  2. Hola Juanxo!! Muchas gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo con tu pero, pero al fin y al cabo uno escribe el artículo en cinco minutos y no siempre puede repasar lo que ha escrito... En fin, un abrazo!!

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