Llegar a casa después de un día entero a la intemperie y pegarse una ducha de agua tan caliente que llegue a doler un poquito es uno de los mayores placeres del invierno. A veces conviene empezar por agua tibia, porque si no el picor es demasiado intenso... Pero bueno, precisiones aparte, creo que sólo hay una cosa que supere a la ducha de agua caliente y es, como no podía ser de otra manera, el baño de agua caliente con espuma. Pero el baño tiene que ser algo excepcional: quizá un premio para los viernes, después de toda la semana de trabajo. Porque gran parte de su encanto está precisamente en que no sea algo que hacemos hbitualmente.
En cualquier caso, ducha o baño, queda prohibido salir del agua caliente antes de que las manos se te queden tan arrugadas como a un octogenario.
Por cierto, ¿a que el de la imagen parece Davor Suker?
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