En honor a mi amigo Paco he de escribir acerca de un clásico criticable, y es que ¿por qué narices cuando un avión aterriza los pasajeros aplauden al piloto? Es como si cuando vamos al notario le aplaudimos nada más echar la firma... Cumple con su deber. O aplaudimos a todos o no aplaudimos a ninguno. Brindo por los trabajos bien hechos que no reciben el aplauso de las multitudes.
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