Este clásico me lo ha inspirado una amiga, al comentar, como quien no quiere la cosa, que le encanta la palabra alteridad. Me ha hecho mucha gracia, porque todos tenemos algunas palabras sueltas que, por su sonido o por su contenido, se puede decir que nos llenan. Son palabras como creadas para nosotros: las consideramos casi de nuestra propiedad. Si no se hubieran inventado antes, las habríamos inventado nosotros.
Algunas de mis favoritas: magnanimidad, frenesí, franqueza, demencial, magnífico, glorioso, formidable, soberbio, rocambolesco y... ¡tantas otras!
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