Es de bien nacido ser agradecido, dice la sabiduría popular. De vez en cuando, a veces con más frecuencia de la conveniente, te encuentras alguien a quien siempre tendiste la mano y que te prometió amistad eterna... para luego huir, mirar hacia otro lado o incluso ponerte la zancadilla. Pero bueno, ya lo decía El Padrino por boca, si mal no recuerdo, de Johny Fontane: El tiempo hace estragos en la gratitud, aún más que en la belleza. Por eso, cuando haces un favor -y aquí me desmarco del pensamiento corleonino- lo mejor es olvidar que lo has hecho, no pensar que esa persona está en deuda contigo... aunque lo esté, que lo está. Pero eso ya corre de su cuenta y riesgo.
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