miércoles, 1 de marzo de 2017

El autobús y/o la autobusa y/o lo autobuso

Para las instituciones y la legislación españolas ha muerto la verdad, dejando por el camino los cadáveres del sentido común, del concepto de sexo, de la anatomía humana, de la antropología, de la moral, de la libertad de expresión y, finalmente, de la libertad de pensamiento. Probablemente por ese orden.
 
 
Que haya un pequeñísimo porcentaje de personas que nacen con una configuración hormonal distinta a la de la mayoría no quiere decir que el sexo (lo que ahora equivocadamente llaman género) sea algo que se elige. Sólo quiere decir que son personas con una configuración hormonal distinta a la de la mayoría, y que hay que respetarlas y tratarlas por igual que a las demás, pues son personas. La misión de la ley es lograr esto, no entrar a valorar ni, por supuesto, imponer, lo otro.
 
Creo y espero que, mientras la ley y las instituciones no recuperen el norte, el común de los mortales seguiremos indicando a nuestros hijos donde está.