miércoles, 31 de marzo de 2010

El libro y el viaje

Nada como estos días de vacaciones para recordar un clásico de los viajes: llevarse un libro o unos apuntes con el firme propósito de leer o estudiar. Los primeros días lo dejamos a un lado porque "hay que descansar". Pero a mitad de viaje nos entra una especie de cargo de conciencia que nos lleva a no separarnos del libro o los apuntes. Entonces lo llevamos bajo el brazo a los sitios más inesperados (lo de llevárselo a la playa para llenarlo de arena y no pasar de la primera página es de los más frecuentes), por si hay un hueco para dedicarle. Pero ese hueco, y lo sabemos, nunca existe. Al menos nos engañamos teniéndolo cerca en todo momento. Y al final, ocurre lo de siempre: el domingo por la tarde, a la vuelta, estudiamos el examen o acabamos el trabajo como podemos... y si lo único que queríamos era leer, ese libro nos acompañará en el próximo viaje para acabar corriendo la misma suerte que en el anterior... Y es que sólo existe un remedio, y aún así no siempre funciona: planificación.

La marcheta valenciana

Vengo de pasar unos días en mi querida Valencia, y allí he podido volver a sufrir la famosa marcheta valenciana: camareros que no te atienden, que te traen lo que pides cuando ya te tienes que ir, señoras que te cuentan su vida cuando sólo les has preguntado qué hora es, el "tot menos apurarse"... en fin, la calma propia del Mediterráneo. Por algo existe la expresión "tener horchata en las venas".

sábado, 27 de marzo de 2010

Una de romanos


Con la Semana Santa viene uno de los grandes clásicos en nuestra parrilla televisiva: las pelis de romanos. Ben-Hur ya la han echado hoy en Telemadrid, y probablemente se repita en alguna otra cadena en los próximos días. Luego también están las propias del tiempo litúrgico, así que podemos estar tranquilos: Los Diez Mandamientos caerá seguro (y con ella la siesta), y también La Pasión, que por lo menos ha modernizado un poco el cine propio de estos días.

jueves, 18 de marzo de 2010

Mitos del pádel


Además del ya famoso clásico consistente en que todo el mundo tiene un primo que ha sido campeón de España de pádel y de la eterna duda de si se escribe pádel o paddle, hoy he recordado los clásicos gestos que casi todos empleamos como excusa cuando fallamos una bola. ¿O es que no hemos echado todos alguna vez la culpa al bote demasiado alto o demasiado bajo? ¿Y qué hay de las bolas demasiado nuevas o demasiado viejas? Por supuesto, siempre podemos emplear el mítico tirón en el brazo o en la pierna... o en ambos a la vez, por qué no. Y si no nos sale con naturalidad ninguno de estos gestos, podemos bajar la cabeza y subirnos los calcetines o echar la culpa a nuestro compañero. Lo que sea con tal de no entonar el 'mea culpa'...

Entre dos aguas

Y ya que estamos con música, un clasicazo de don Paco de Lucía; un clasicazo como pocos:


domingo, 14 de marzo de 2010

Te quiero igual

Un temita de Calamaro para volver después de unos días:


lunes, 8 de marzo de 2010

El mosquito black&decker

De vez en cuando a uno le toca pasar noches en blanco. No me refiero a las noches gloriosas que últimamente estamos viviendo los aficionados madridistas, sino a esa maldición que de vez en cuando te acecha cuando no puedes dormir de ninguna manera. Pero no quiero hablar del insomnio que crean las preocupaciones o la conciencia intranquila. Todo lo contrario: quiero hablar de esas noches en que todo va bien, e incluso notas esa inefable sensación de apreciar cómo te estás durmiendo... hasta que de repente un jodido mosquito se te pone junto al oído sacándote de tu plácido estado semi-inconsciente con su insoportable y estridente ¡¡¡bsssss!!!. Desde ese momento sabemos que estamos condenados a pasar la noche en blanco, lo cual se debe a la mezcla de varios sentimientos: el susto recibido, esa especie de miedo a un nuevo ataque en el momento justo de dormirse (jamás entenderé cómo el mosquito black&decker averigua ese instante preciso) y la profunda mala leche que nos provoca ese temor a un nuevo taladro inesperado.

Entonces, desesperado, a uno sólo le queda preguntar con Groucho Marx: noches blancas, ¿por qué sois tan oscuras?... o bien dar por perdida la batalla y ponerse a escribir este artículo a las tres de la mañana.

viernes, 5 de marzo de 2010

Cenar por sorpresa

Dice Philippe Delerm en El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida que uno de ellos es cenar por sorpresa, es decir, ir a una casa un día sin intención de quedarte mucho tiempo y acabar cenando de forma imprevista. Pues bien, ayer me ocurrió algo parecido y un poco surrealista: acabé cenando en un restaurante con la familia de la amiga de una amiga por invitación casual y espontánea. Y acabamos todos tan amigos, como si nos conociéramos de toda la vida, cuando nos habíamos conocido diez minutos antes de la cena. Recomiendo este tipo de experiencias de vez en cuando. Ponen a prueba tu cintura, son divertidas, conoces buena gente y encima acabas cenando.

jueves, 4 de marzo de 2010

Ablación y toros


Una vez más, los enemigos del arte del toreo han hecho de las suyas, esta vez en Cataluña. La última perla comparativa de estos sentimentales estrechos mentales: que torear es como hacer una ablación a una mujer. Ya que comparamos a las personas con los animales, sólo diré que por la boca muere el pez.

martes, 2 de marzo de 2010

Hola, ¿qué tal?

Iba esta mañana andando con mi gran amigo Francis por la universitaria calle de Julián Romea cuando ha ocurrido un hecho bastante gracioso. A unos cien metros y acercándose a nosotros Francis ha divisado a un conocido. En seguida, me ha manifestado su inquietud: "como nos vea, nos tiramos aquí media hora". Y, tras hacerle la cobertura con gran maestría, hemos pasado por detrás de un quiosco en el momento de cruzarnos con él.

Y es que a veces es agobiante la actitud de ciertas personas que, al cruzarse por casualidad contigo, te enganchan durante media hora como si no tuvieras nada que hacer. Son los que a la educada fórmula "hola, ¿qué tal?" te contestan contándote con todo lujo de detalles su transitorio estado de ánimo o sus problemas vitales, cuando tú todo lo que pedías es un "bien, ¿y tú?" o al menos un "regular, ya te contaré en otro momento". Dan ganas de decirles: ¿es que no te has dado cuenta de que yo me dirigía a algún sitio antes de cruzarme contigo?

lunes, 1 de marzo de 2010

Pequeñas decisiones


Las pequeñas decisiones pueden traer grandes consecuencias, en ocasiones dramáticas. Me lo demostró el otro día una buena amiga al explicarme por qué es del Atleti. Sí; una vez más, la eterna pregunta: "Papá, ¿por qué somos del Atleti?". Pues bien, el motivo no es otro que el siguiente: cuando era pequeña su padre fue a comprarle una equipación de fútbol y, al ver que la del Atleti costaba la mitad que la del Real Madrid, optó por el pan para hoy, hambre para mañana y adquirió la económica elástica rojiblanca. "Y me fastidió (el adjetivo es un eufemismo del que ella empleó) para toda la vida". La moraleja es clara: pensemos antes de actuar.