domingo, 16 de septiembre de 2012

La Fábrica del Real Madrid



Recuerdo haber leído una entrevista -hará dos años- a José Aurelio Gay, de poco afortunado apellido, en la que contaba una anécdota de los inicios de su carrera futbolística, a la sazón en el Real Madrid Castilla de finales de los ochenta. El suceso en cuestión fue que, cuando empezó a parecer que el chico tenía futuro le subieron el sueldo. Él, muy contento, fue corriendo a comprarse un Seat Ibiza, su primer coche.

La compra le salió más cara de lo que nunca hubiera pensado: al llegar al primer entrenamiento se le animó a revocar su flamante compra y se le sustrajo del sueldo una cantidad en concepto de sanción. Resulta que el chico vivía a escasos metros de la Ciudad Deportiva de Chamartín, donde entrenaba, y su padre era un digno obrero que llegaba muy justito a fin de mes. Le dijeron que era bastante más razonable que siguiera dándose un paseo hasta el trabajo, y que con el nuevo sueldo echara una mano a su padre.

Unos añitos atrás, es sabido que no era raro coincidir en la cafetería del club de tenis de Chamartín con don Alfredo DiStéfano, donde se podía compartir desayuno tranquilamente y sin periodistas. También, como me contaba ayer mi buen amigo Francis, parece que Paco Gento vivía en una pensión los primeros años de su carrera.

Unos añitos adelante, parece que el personal está un poco más triste... Me quedo con José Aurelio, don Alfredo y Gento. Me quedo con los clásicos de la fábrica madridista. A pesar de ser cristiano.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Literatura en Puerto Banús

Puerto Banús es el lugar donde los afortunados de los que hablaba Balzac exhiben a sus putas tristes de García Márquez mientras a los miserables de Víctor Hugo se les cae la baba. Una novela de terror y fatuidad de la que habría escrito algo interesante Oscar Wilde.

Vanitas vanitatis...

La nueva esclavitud



Si el paro es ya un desgraciado clásico de nuestros tiempos, existe uno más sibilino, pero más desalentador si cabe: el de los becarios que trabajan gratis para las empresas. También las hay que les pagan cien euros al mes para lavarse la conciencia: jodidos hipócritas...con nombre y apellidos... me callo, nunca se sabe con quién te cruzarás por el camino, y si no tienes poder para combatirles lo mejor es esperar tu momento. 

¿Qué motivación se le puede exigir a una persona en un trabajo que no se le paga? "Lo importante no es el dinero, es la oportunidad de formarte que tienes". Pues renuncia a tu sueldo, fariseo. "Desde luego, qué apáticos son los jóvenes de hoy en día". Págales y ya verás qué transformación.

Y así, los becarios de 25 años van saltando de empresa en empresa y de despacho en despacho hasta los 30 en prácticas de tres meses a un año, mientras sus papás siguen pagándoles todo, incluido el transporte al trabajo y la comida, porque, por supuesto, hay turno de tarde.

Bueno, ahí dejo mi pequeño y caótico desahogo en defensa de los becarios. Mientras tanto, la esclavitud va tomando nuevas formas...