viernes, 10 de octubre de 2014

Excálibur, Chávez y la pérdida del sentido común

Con palabras poco ortodoxas me decía esta mañana un amigo periodista con gran porvenir y experto analista de la realidad más candente, que se encuentra preocupado por la pérdida del sentido común que delata la sociedad española, especialmente su juventud. 

Me comentaba alarmado que, al abrir la prensa española desde Argentina -donde está realizando una magnífica labor de investigación de la cultura y costumbres francesas, por extraño que parezca- no se explicaba el revuelo causado en torno a la decisión de sacrificar al perro de la primera persona infectada de ébola fuera de las fronteras africanas (si consideramos que España no es África). El ya famoso y difunto Excálibur.

De segundo plato, me hablaba de dos jóvenes españolas con las que ha coincidido allí que le han defendido sin pestañear el régimen instaurado por Hugo Chávez en Venezuela, que vendría a ser la perfecta conjugación de lo económico y lo social, además de un paradigma en la defensa de los derechos humanos, al haber dado refugio a los pobres etarras perseguidos por España por motivos políticos.

Ahora es cuando iba a iniciar una contundente réplica al régimen del comandante del coletas y a los bonachones defensores de dar paseos a Excálibur por el Parque del Retiro, pero es que... joder, cómo está el patio. No tengo ganas ni de rebatir semejantes gilipolleces.


lunes, 14 de abril de 2014

Madrid´s Tumbleweed

Hay algunos días de vacaciones en que Madrid, de repente, se vuelve un pueblo fantasma. Una ciudad de películas del oeste, de esas en las que aparece una solitaria bola de no sé sabe qué rodando por el suelo (por lo visto en Estados Unidos la llaman tumbleweed). No es sólo la menor cantidad de gente por sus calles lo que transforma la capital de España estos días. Hay algo más. Parece como si el aire también se parara. Me atrevería a decir que se para hasta el funcionamiento del cerebro, en un suerte de primaveral hibernación. Si las guerras son como me imagino, diría que la sensación que producen estos días en los que nos quedamos custodiando la ciudad, es la del solitario espectador del campo que atardece tranquilo después de haber acogido una intensa mañana de batalla, recogidos ya los cadáveres y trasladados los supervivientes a sus campamentos. Se intuye que algo grande e intenso ha ocurrido allí, casi puede oírse en el viento el eco de los gritos pasados y olerse el rancio olor de la entrega de los hombres. Y entonces queda en el alma un poso de sosegada amargura y desazón, sólo alterado por la recóndita intuición y esperanza de que mañana volverá la lucha al campo de batalla. Un aburrimiento bestial, en definitiva.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Paco de Lucía

Paco de Lucía ha muerto, pero seguirá donde siempre, entre dos aguas, sólo que ahora un poco más en las de allá. Descanse en paz quien no necesitó ni una sola palabra para transmitir tanto.


martes, 25 de febrero de 2014

Lo que faltaba por oír

Hace nada escribí unas líneas acerca de lo nervioso que me ponen las personas que dicen "hasta lueguito". Pues bien, como si se tratara de una maldición de lo alto, hoy un abogado con pelos en los huevos se ha despedido de mí con un sorprendente y blando "hasta lueguín". Última versión. Lo que faltaba por oír.

¿Caprichosas?

Hoy, por las cosas de la vida, he estado escuchando un viejo disco de Julio Iglesias en el coche camino del trabajo. En las tres canciones para las que daba el trayecto hablaba de los caprichos de las mujeres. Dicen que Julio es experto en mujeres. Bueno, no sé, ahí lo dejo por si acaso.

lunes, 24 de febrero de 2014

Como dista el oriente del ocaso

Como abogado, una de las cosas que he podido comprobar más de cerca es lo que pesan sobre los hombros de las personas los delitos por los que son imputados, acusados o, finalmente, condenados. Llevan consigo sus delitos a todas partes: les afectan negativamente no sólo en su interior, sino también en los ámbitos familiar, social y laboral. A veces, incluso, aunque no sean finalmente condenados, el daño es ya irreparable, máxime gracias a la rapidez con que los medios de comunicación o personas interesadas se hacen eco a través de Internet de querellas, imputaciones o acusaciones que finalmente desembocan en pronunciamientos absolutorios para los afectados por ellas.

Por eso, me llamó bastante la atención una frase del salmo responsorial de la Misa de ayer, referida a la actitud de Dios con los hombres: "Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos". Aún tentado de alargarme en comentar esta frase, como no soy cura ni teólogo no haré una homilía o una exégesis de ella, simplemente diré que es para disfrutarla. Está claro que la lógica de Dios no es la lógica de los hombres. Para nada. Rompe las cinturas de los jueces, fiscales y abogados de este mundo. Gracias a Dios... nunca mejor dicho.