miércoles, 27 de octubre de 2010

Eduardo Mendoza

Muy de vez en cuando, los que dan los premios van y aciertan. Todo un acto de justicia el otorgamiento del Premio Planeta 2010 a Eduardo Mendoza. Desde aquí le doy la enhorabuena y os dejo un par de cosas que traje en el pasado al blog sobre este ya clásico y divertidísimo escritor:

- Rojos.
- El subconsciente.

Además, me permito recomendaros algunos de sus libros: Sin noticias de Gurb, El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas, La aventura del tocador de señoras, El asombroso viaje de Pomponio Flato y La isla inaudita. Por cierto, el Premio se lo han dado por Riña de gatos, último libro suyo que todavía no he leído.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Calamaro

Cómo me gusta esta canción...


Favores anónimos

No. No me refiero a nada sexual.

Me refiero a algo poco fecuente, pero con sabor a clásico, porque el clásico es aquello que nos conecta con nuestros semejantes por ser universal. Y qué mejor clásico que el de hacer un favor gratuito y tan desinteresado que ni sepamos el nombre de aquel al que se lo hacemos.

Y es que hoy andaba yo despistado tras un largo día de trabajo buscando la estación de metro de Marqués de la Valdavia (donde se rumorea que el viento da la vuelta) para volver a casa, cuando he preguntado a un hombre (de avanzada edad y de buen aspecto, como me enseñó a hacer mi santa madre) por la ubicación del mismo. Él me lo ha comenzado a explicar y, dándose cuenta mientras hablaba del largo recorrido que me esperaba y de que mi considerable cara de despistado podría traerme la funesta consecuencia de andar toda la tarde vagando por las más insospechadas calles de su barrio, ha acabado por preguntarme: -¿Dónde vas? - A Madrid, cerca de Cuatro Caminos. - Pues ven al coche, que te acerco a Plaza de Castilla. Por el camino hemos hablado de cosas triviales (en ocasiones son las más importantes) y en ningún momento él me ha preguntado mi nombre ni yo a él el suyo. Me ha dejado en mi destino con una sonrisa y sin permitirme darle las gracias.

No lo volveré a ver; no me volverá a ver. No sé quién es; no lo sabré nunca. Sólo sé que hoy me he encontrado con un buen hombre que ha conseguido que mañana confíe un poquito más en el género humano.

viernes, 15 de octubre de 2010

Fiesta Nacional

Ya es un clásico desde hace unos años pitar al Presidente del Gobierno el día de la Virgen del Pilar, Fiesta Nacional, aprovechando su aparición pública en el desfile de las Fuerzas Armadas. Y todos los años los políticos repiten la misma historia de que no son esos el lugar ni el momento adecuados para tales manifestaciones de desacuerdo. Este año el Gobierno ha intentado -sin éxito- incluso legalizar un protocolo para evitar este tipo de actuaciones. Y yo me pregunto: ¿la Fiesta Nacional no es la fiesta del pueblo? ¿el pueblo no es libre y soberano? ¿no tiene derecho a disentir? Más aún: ¿existe un día o un momento más apropiado que éste para que el pueblo exprese pacíficamente su opinión? Definitivamente, el mayor enemigo del poder político es la libertad de los ciudadanos, y es que es otro desgraciado clásico el de tratar de silenciar al pueblo, cuya voz siempre pondrá nervioso al tirano.

sábado, 9 de octubre de 2010

El anfitrión


El anfitrión, como el sheriff, es el que bebe las copas en taza de café. Todo un clásico.

jueves, 7 de octubre de 2010

Gente simpática

Aquí estamos de nuevo tras un mes de adaptación al nuevo curso ya comenzado.

Hoy ha ocurrido una cosa graciosa en el autobús de vuelta de la universidad. Había muchísimos estudiantes esperándolo y, al llegar, la conductora ha hecho pasar sin picar en la maquinita para acelerar el proceso.

Cuando ya estaban todos los asientos ocupados y tocaba ir de pie, la gente, encabezada por una chica morena, ha ido pasando al fondo del autocar, hasta que la chica en cuestión ha decidido pararse cuando todavía quedaba algo de hueco más allá y unos cuantos viajeros en la calle. Entonces la conductora ha asumido el mando de la operación y, ante el asombro primero y las risas después por parte de los viajeros, ha dado las siguientes instrucciones con tono de broma: ¨a ver, por favor, la morenita del fondo... sí, tú la guapa, avanza un poco más, anda; y tú, rubita, también, por favor; vamos, chicos, apretaros que son todas guapísimas¨.

Me he reído mucho y, después, he comparado el hecho con la manera en que en otras ocasiones he visto a algunos conductores dirigirse a los viajeros de forma borde e impaciente para lograr el mismo objetivo de llenar el autobús o como, directamente, los autobuseros han dejado a veinte personas en la calle esperando al siguiente turno. Esta mujer no ha cerrado la puerta hasta que ha entrado la última persona... y además ha conseguido amenizar un viaje incómodo y ¨apretado¨. Y es que, gracias a Dios, todavía queda gente simpática.