lunes, 28 de septiembre de 2009

Íñigo Belabarce

Todo empezó el tres de marzo del año que corre en Serrano 80. Íñigo Belbarce y yo comentábamos los pormenores de la Spot Party, y vi claro que había de ser un colaborador imprescindible de este blog. Luego hubo algún que otro malentendido que finalmente se solucionó amistosamente, aunque todo ocurrió sin insultos. Esta saga de insultos gustó especialmente a su hermano, así que Belabarce quiso precisar lo que va del farfollas al culturipollas. Brillante explicación sólo superada por el siguiente capítulo de la Fiesta de la Espinilla. Belabarce siempre fue un gran aficionado al buen cine, quizá a veces del cine raro de niñas chinas que vuelan en una escoba, así que nos deslumbró con el sol y su imperio. Gran analista de la actualidad social y política, escribió el célebre diálogo postcoital, estos días más de moda que nunca. Y, desde entonces, no sabemos nada más de él. Sólo esperamos que hoy, día de su cumpleaños, lo celebre como Dios manda y se decida a volver a colaborar en los Clásicos. Íñigo Belabarce: ¡muchas felicidades y vuelve!

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Liar a la gente

Los tres últimos días me he olvidado por completo del blog; estaba muy ocupado en hacer algo que se puede considerar un clásico: liar a la gente. Hay rachas en las que uno es liado, y rachas en que uno es el sujeto liante. Que si me puedes venir a buscar aquí, que si no te importa acercarme allá, que si me invitas a esto, que si puedes hacer lo otro... Total: creo que la racha ya se ha acabado por un tiempo, pero he aprendido algo muy importante por el camino: qué suerte la del que tiene buenos amigos, dispuestos a recogerte en una gasolinera a las tres de la mañana (no piensen mal: se me pinchó la rueda del coche), a llevarte a casa, a invitarte a algo, a ayudarte a encontrar trabajo, a escuchar tus tonterías... dispuestos, en definitiva, a no decirte nunca que no, a decir un sí tras otro. Sólo espero poder corresponder si ahora me toca ser liado.

sábado, 19 de septiembre de 2009

El chupagoles

También llamado chupapostes, es una de las lacras de nuestro deporte rey. Nadie como él tan insufrible para la defensa rival, que siempre tiene que dejar a un defensor en el área por si le llega el balón en un pase largo. Pero el chupagoles también resulta insoportable para los de su propio equipo: qué mejor prueba que ver que nadie se acerca a felicitarle por sus rácanas dianas. Eso cuando no se las roba en la línea de gol a sus compañeros... Pero si algo malo tiene el chupagoles es que se considera bueno y piensa que sus goles son de lo más meritorio. Lo increíble es que en el fútbol profesional a este tío se le suele considerar un pillo que siempre sabe estar en el lugar oportuno: junto al poste los noventa minutos, así cualquiera...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Ocio

¡Qué curiosos somos los hombres! A lo largo de todo el año (tiempo de neg-ocio) deseamos poder dedicar más tiempo a nuestras aficiones, a los amigos, etc. Sin embargo, cuando llega el tiempo de ocio y nos coge sin cierta planificación, acabamos hastiados a los dos días. Es un misterio, pero entonces se nos olvidan nuestras aficiones e incluso esos amigos que queríamos aprovechar para volver a ver, nos invade el tedio... y perdemos miserablemente el tiempo. Por eso, creo que lo mejor es afrontar el tiempo de ocio como si fuera de negocio. Lo demás es una utopía: la vida nunca frena. Así somos.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Lavar el coche

Cada cierto tiempo llega el día en que, por virtud o por necesidad, lavamos el coche. Si el asunto nos coge con tiempo y ganas, lo lavamos a mano.
Es un trabajo minucioso, que uno comienza procurando mojarse lo menos posible, y que siempre acaba con el cuerpo -sobre todo los pies- calados. Lo más duro siempre son los cristales: su transparencia muestra más fácilmente la suciedad y, a poco perfeccionistas que seamos, podemos darles unas cinco pasadas... y es que ¡qué rabia da cuando se queda la pelusilla del paño con el que secamos el cristasol!

Completada la limpieza exterior, toca la interior, más meritoria si cabe: uno adopta las posturas más inverosímiles con tal de llegar a ese maldito rincón escondido e inalcanzable en el que se ha acumulado toda la suciedad. Pero el lavado interior siempre tiene su pequeña recompensa: es el momento en que uno se reencuentra con todas esas moneditas que se le han ido cayendo desde la última limpieza.

Lo mejor de lavar el coche viene, evidentemente, cuanto has acabado y te recreas en la limpieza de tu bólido. ¿Lo peor? Un clásico: sacarlo del garaje y que empiece a llover...

jueves, 10 de septiembre de 2009

Suspender


Tragedia del estudiante, gozo del envidioso y venganza del profesor, suspender es un clásico incómodo que nunca conseguiremos sacudirnos. Qué pena.

martes, 8 de septiembre de 2009

El meapilas

Dicen que la corrupción de lo mejor es lo peor, por lo que si hay algo que no trago en este mundo son los meapilas. Son esos que te la sueltan con una sonrisa en la cara, esos que se confiesan de pecados ajenos porque no ven uno propio, esos que juzgan despiadadamente al prójimo que yerra cometiendo así el error más grave, esos que no hacen más que hablar mal de los demás porque su vida carece de interés, esos que consideran peor la lujuria que el desamor, esos que están carcomidos por la envidia, esos que se rasgan las vestiduras, esos que se entregan a grandes y lejanos ideales para huir de los pequeños y más cercanos, esos que viven amargados y amargan a los demás...

¿Qué a qué viene todo ésto? Es que el otro día me crucé con uno y tenía ganas de decirlo...

lunes, 7 de septiembre de 2009

Escuchar a la abuela

Las abuelas son un pozo de sabiduría. No digo yo que uno deba pasarse el día con ellas, pero sí que cada rato que pasamos charlando con nuestras abuelas son lecciones para toda la vida. Quizá la magia de ello resida precisamente en que no es algo habitual pasar dos horas escuchando a la abuela.

De nuestras abuelas recibimos el espíritu de la familia, forjado a través de los siglos de historietas familiares. De nuestras abuelas recibimos nuestra memoria histórica (y no leyendo el BOE). De nuestras abuelas recibimos... ¿Qué no recibimos de nuestras abuelas?

Las abuelas son como los limones: hay que exprimirlos bien, hasta que suelten todo el jugo de su sabiduría. Escuchemos a la abuela...

martes, 1 de septiembre de 2009

Uno de septiembre

Dicen que año nuevo, vida nueva, porque cuando llega el uno de enero tenemos unos propósitos maravillosos... que luego nunca cumplimos. Sin embargo, pocas veces reparamos en los buenos propósitos elaborados en agosto en la playa que luego incumplimos desde el dos de septiembre. Eso sí: el uno los cumplimos como campeones. Es la ilusión del primer día. Son propósitos menos sentimentales que los que inspira la Navidad; suelen ir más orientados a mejorar profesionalmente o a saber vivir con mayor calma durante el curso.

Llegaré puntual al trabajo, no vuelvo a fumar, iré al gimnasio dos veces por semana, voy a aprender inglés, voy a echar el currículum para encontrar a lo largo del año un trabajo mejor, voy a ir a clase todos los días, etc, etc. Ya se sabe que lo importante es no perder la esperanza, aunque luego nos dure medio minuto el propósito. ¡Ánimo con el nuevo curso!