jueves, 31 de diciembre de 2009

Un año de clásicos

Este blog de clásicos cumple hoy su primer año de vida, con un total de 216 entradas si contamos la presente. Unas veces han sido artículos, otras vídeos y otras fotos, pero en todas ellas he procurado arrancar una sonrisa al lector e, incluso, en ocasiones, me he atrevido a hacerle pensar. En cualquier caso, siempre he tratado de transmitir honradamente y con sentido del humor aquello que me apasiona, aquello que nunca muere: los clásicos, porque hay cosas que nunca cambian. En ocasiones he levantado alguna queja, y es que, gracias a Dios, somos distintos. Eso sí: no quepa duda de que todas las quejas me han hecho pensar y, en ocasiones, cambiar de parecer.

Diría, aunque no es cierto, que es incontable el número de personas a las que tengo que agradecer su seguimiento, su apoyo y su inspiración en la marcha de este blog. Aún sin ser cierto, lo diré, porque no quiero dejarme a nadie en el tintero de los agradecimientos y porque así parece que mi blog lo leen multitudes. Lo que sí es cierto es que a lo largo de este año, me han dejado al menos un comentario desde cada continente, y en idiomas como el italiano o el inglés. Gracias, por tanto, a todos (y a todas, no se me vaya a enfadar el sindicato feminista). Gracias de verdad, aunque no mentiré: aunque ninguno de vosotros me hubiera leído yo habría seguido escribiendo, porque creo en lo que hago, porque me divierte y, además, porque esto de escribir es una especie de enfermedad crónica incurable que siempre va a más. El único agradecimiento explícito que haré será a mi gran amigo y mano derecha en este blog, desde el cual ha publicado con bastante éxito algunos artículos: Íñigo Belabarce.

¿Qué más decir? Pues que mañana mismo seguiré dándoos el coñazo con más clásicos... Espero que los disfrutéis.

martes, 29 de diciembre de 2009

"Baile estándar"

Hace poco tuve la inmensa suerte de ser invitado y asistir a un concierto de Los Secretos en el Palacio de los Deportes de Madrid. Allí, junto a mi amigo Francis, pude observar un clásico bastante gracioso en una de las múltiples señoras -probablemente mi grupo de amigos éramos los más jóvenes del lugar- que acudieron a la cita: se trata del "baile estándar", al que así llamo por ser, por encima de todo, normal (o soso si se prefiere), y por servir para toda ocasión y para cualquier tipo de música.

El baile en cuestión es para verlo más que para describirlo, pero como no existe la primera posibilidad vamos a por la segunda. Consiste en mover acompasadamente los hombros y las caderas de un lado para otro con gran lentitud, al tiempo que se mueven los brazos caídos de atrás hacia adelante. Lo más parecido que existe al baile estándar es el esquí. Te recomiendo probarlo: a esta señora le sirvió para no parar durante dos horas y bailar tanto las canciones más rockeras como las más lentas...

Agárrate a mí María

Un canto a la tristeza, pero también un canto a la esperanza, porque "de otras peores salí":


lunes, 28 de diciembre de 2009

Santos Inocentes e hijos de puta culpables

Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, en la que tradicionalmente se gastan bromas de todo tipo. Pero lo fundamental que hoy recordamos es que hace 21 siglos hubo una gran matanza de niños en Israel, ordenada por el rey Herodes con el objeto de acabar con Jesús, al que él temía. Hoy, como ayer, detrás de cada santo inocente que muere hay un hijo de puta culpable que teme a un niño, aunque aún no haya nacido. Desgraciadamente, es un clásico.

El villancico de mi abuela

Todos tenemos clásicos particulares, familiares, que sólo conocemos y entendemos las personas más cercanas a nosotros. Hoy quiero presentaros un villancico que he aprendido de labios de mi abuela, y que ella aprendió de su madre y ésta a su vez de la suya. Se trata de un villancico gitano -por lo que quizá alguna expresión no se entienda- que yo nunca he conseguido ver ni escuchar en ningún otro lugar que no sea en mi familia. Es un villancico sin título cuya letra es la siguiente:

Ha nacido en un pesebre un Niñito como el sol, son sus ojos más bonitos que de nubes la arrebó.

Yo le traigo dos pollitos y un turrón de mazapán; lo más bueno que se ha visto desde nuestro padre Adán.

Y a su Madre yo le traigo unas botas de tacón y un pañolillo pa el talle del color del girasol.

Y a su padre una levita con tres cuartas de faldón, y una camisa y tirillas y un calañe para el sol.

Y pa que Tú sobresalgas por encima de los dos te armaremos una juerga diciéndote gloria a Dios.


Si te vienes con nosotros cigarrillos fumarás y entre todos los gitanos Tú serás el caporal.

Si te vienes con nosotros una cunita tendrás y al son de la guitarrilla dormidito quedarás.

Por cierto, quede claro que los de la foto no tienen nada que ver conmigo, son gitanos de una foto de Google...

SMS navideños


Estos días todos hemos recibido, como todos los años, algunos sms de felicitación de la Navidad. Yo distingo las siguientes categorías dentro de éstos:
-Sencillos: Feliz Navidad.
-Políticos: Feliz Navidad, me cago en ZP.
-Ñoños: que tu corazón rebose buenos sentimientos...
-Recopilatorios: ha sido un año muy... en el que...
-Religiosos: que el nacimiento del Niño te llene de felicidad...
-Laicos: felices fiestas.
-Oportunistas: en este año de crisis, Feliz Navidad y...
-Materialistas: que esta Navidad te traigan muchos regalos.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Feliz Navidad a las cuatro viejas que aún me leen.

jueves, 24 de diciembre de 2009

El tamborilero de Raphael

Este clasicazo de la Navidad va dedicado a todas las abuelas que, incomprensiblemente para mí, se emocionan cada año con Raphael cantando este villancico y sus ridículos guiños y sonrisas de paliza:



Treinta años después, más pedante si cabe:


Los christmas

Prefiero llamarlas postales navideñas pero, en aras de la economía lingüística y del entendimiento mutuo, los llamaré christmas. Los que nacimos en los ochenta posiblemente seremos la última generación que los recordará. Porque internet y sus "fotos google" los han sustituido. Además, los pocos que todavía se venden en las tiendas suelen ser horteradas de colores chillones, estrellitas, arbolitos, palabras que significan valores universales aunque estén cada día más vacíos de contenido y, cómo no, del gordo vestido de rojo y sus conocidos renos homosexuales.

Y contaremos a las generaciones venideras que en los días de nuestra infancia, cuando llegaba la Navidad, la casa se abarrotaba de christmas, que mamá conseguía mantener en delicado equilibrio sobre una mesita habilitada exclusivamente para ellos. Y contaremos la ilusión que nos hacía recibir el tradicional christma de ese tío que vivía en el extranjero, de aquel amigo de la familia de toda la vida o el del colegio. Y les daremos envidia diciéndoles que hubo una época en que recibíamos christmas personales, escritos sólo para nosotros y que encima suponían el esfuerzo de comprar la postal, un sello y un sobre, escribir e ir al buzón.

Y ellos se tendrán que dar con un canto en los dientes, como nosotros ahora, si entran en alguno de los correos electrónicos masivos de felicitaciones impersonales de sus amigos. Salvo que te decidas a escribir, todavía estás a tiempo, al menos un christma en esta Navidad.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Nieve

La nieve, como el futuro, es de los niños. Todos los años, con la nieve, vienen dos actitudes: la de los adultos y la de los niños. Para los mayores, demasiado metidos en su mundo, el día que hay nieve es deprimente y está lleno de quejas: que si más atasco, que si así no hay quien ande por la calle, que si qué hace ese niño tirando bolas de nieve, etc. En cambio, los niños -o los pocos adultos que aún se dejan impresionar por algo- son felices: un día de nieve es la oportunidad perfecta para pasar el día en la calle haciendo muñecos, para colar nieve por la espalda a los amigos, para organizar una buena guerra de nieve... Hay que volver a ser un niño:


domingo, 20 de diciembre de 2009

Expresiones balompédicas II


Ante la petición y la sugerencia de nuevas expresiones balompédicas por parte de los escasísimos lectores de este rincón de internet, no puedo sino dar cumplimiento a sus deseos para no verme definitivamente abocado al autismo cibernético. Así que ahí van nuevos clásicos de nuestro deporte rey:

"El terreno de juego está en perfectas condiciones y en el luminoso del Multiusos luce el empate a cero cuando todo está ya a punto para que dé comienzo el derbi. El conjunto granota está realizando un juego muy deslavazado en las últimas jornadas, por lo que su míster ha manifestado la necesidad de jugar por bandas. Ciertamente, si faltan efectivos en la zona de creación es difícil llegar a rebasar la línea de tres cuartos de campo."

jueves, 17 de diciembre de 2009

Qué fue del Marca

Hasta donde yo recuerdo, el diario Marca siempre ha sido descaradamente madridista, bien por decreto de su director, bien por lógica conveniencia económica (el Écija no vende). A día de hoy lo es por ambos motivos. Hasta aquí bien, y uno de los motivos por los que compraba el Marca a diario. Pero lo que nunca ha sido y ahora sí es -gracias a Eduardo Inda y a Pedro J. Ramírez- es un periódico absolutamente sensacionalista (de la primera a la última página), ideologizado, politizante, esclavo de la afición pedrojotesca de decidir quién ha de estar y quién no en los puestos de responsabilidad... o en los terrenos de juego y, además, exento de moral.

La utilización de la expresión "Vete a tomar por culo" (entrecomillada eso sí, como vulgar excusa) en plena portada y letras gigantes, la feroz persecución a Ramón Calderón (sin lugar a dudas un pésimo presidente), la actual cruzada contra Pellegrini (desde la primera derrota), la obsesión por imponer un once madridista titular en el que no puede faltar Benzema (cuántos pésimos partidos que le he visto en el Bernabéu luego se han reflejado en el Marca como partidazos del francés) o el pago al antiguo guardaespaldas y/o chófer de Laporta por desvelar todo lo que el secreto profesional impone a la conciencia llevarse a la tumba son algunas de las perlas del asqueroso panfleto llamado Marca.

Qué fue del gran y clásico Marca de don Luis Infante, me pregunto yo...

martes, 15 de diciembre de 2009

El belén


Si a primeros de diciembre empiezan a colocarse los decorativos navideños en los comercios, por estos días de mitad de mes la Navidad llega a las casas en forma de arbolitos, belenes, gordos papanoeles colgando de las puertas y calcetines del susodicho en las chimeneas.

Yo quería centrarme, de todas estas cosas, en el ritual de montaje del belén que, si bien es distinto en cada casa, suele encontrar en todas unos elementos comunes sobre los que me encantaría llamar la atención.

Uno de ellos es el de la desproporción entre las distintas figuras: en casi todo belén familiar se juntan las figuritas de la abuela materna con las del belén que compraron los padres las primeras Navidades conyugales y, cómo no, con aquellas de las que la parienta ha ido encaprichándose año tras año. El resultado final es un tremendo batiburrillo: un Niño Jesús de dos metros junto a una diminuta Virgen y un San José manco, cinco Baltasares hábilmente distribuidos por la extensa geografía palestina, casas más pequeñas que sus habitantes...

Otro asunto que siempre me ha llamado la atención en los belenes caseros es lo sorprendentemente cerca que se encuentran el portal de Belén y el castillo de Herodes: el rey debía de ser un poquito corto o estar bastante ciego para no saber dónde iba a nacer el Mesías... o quizá sólo sea que, ya que sólo podemos montar un decorado al año, queremos aprovechar para meter en él toda la historia de la Biblia: porque a veces encontramos incluso la escena de la anunciación a los pastores ¡y a la Virgen! Poco importa que ésta ocurriera nueve meses antes: ¡pá dentro! Además es una manera muy útil de emplear una de las siete figuras de María que tenemos...

Pero sigamos: ¿qué hay de esa duda que se plantea en nuestros hogares cuando, montado el árbol, vemos que ha sobrado un juego de luces de colores? ¿Al belén o no? Misteriosamente, el hortera de la familia siempre se acaba llevando el gato al agua y los hogares de Belén se convierten en burdeles...

En fin: ¡qué entrañable tradición la de montar un Belén en nuestras casas, aunque lo hagamos tan mal!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Apología del libro impreso

Me gustaría hacer una apología más trascendente, pero en estos momentos no me apetece, y además, creo que nadie ha hecho hasta la fecha una apología del libro impreso, y eso me hace ser pionero en algo, aunque no creo que alcance la fama por ello.

Esta tarde he leído unos treinta libros... no es que sea supermán, tranquilo. Es que he dedicado unos minutos a mirar la biblioteca de mi casa y, según iba leyendo los títulos en los lomos, he ido recordando las historias que cuentan los libros que ya he leído, he cogido incluso alguno y me he ido a un pasaje que me gustó especialmente cuando lo leí, he ido sintiendo las mismas cosas -alegría, tristeza, estremecimiento, admiración, etc- que sentí la primera vez que me topé con ellos. Y todo ese compendio de recuerdos, de emociones, de pensamientos, no habría sido posible si no hubiera palpado entre mis manos esas viejas páginas que hoy he pasado por segunda vez, si no hubiera sentido el peso de esos libros, si no hubiera reconocido los lomos y las portadas que me han evocado lo que contienen, si no hubiera una biblioteca en mi casa.

Por todo lo dicho, nunca leeré un libro en un ordenador o en una agenda electrónica. Prefiero mil veces el método clásico, el libro impreso.

sábado, 12 de diciembre de 2009

El Real Madrid

El Real Madrid es al fútbol lo que la ópera a la música. Por eso, qué mejor que unirlos:



Real Madrid, mejor equipo del siglo XX. Pero, que nadie se duerma, porque en el siglo XXI va por camino parecido:



miércoles, 9 de diciembre de 2009

Y tanto

-Empezaba ya a sentirme mal, me decía esta tarde una señora de las de toda la vida andando por López de Hoyos. Llevo desde el principio de la calle (yo estaba a la mitad y la calle, si la conoces, es larga) fijándome si alguien fumaba, y nada. Yo cambié mi cigarro de mano, busqué en mi bolsillo derecho y le ofrecí el mechero, que era lo que ella buscaba.
-Es que España está cambiando, señora.
-Y tanto, hijo, y tanto.
-Adiós.
-Adiós.

Sí, España está cambiando, y prometo un poema sobre el asunto.

martes, 8 de diciembre de 2009

Discutir

Últimamente he presenciado o he formado parte de alguna que otra discusión entre familiares, entre amigos y entre conocidos, unas más graves, otras menos. Pero después de todas he sacado las mismas conclusiones que saco siempre: que discutir no vale la pena si la pasión está por medio, si no se escucha a la otra parte, si se termina o versa sobre lo personal (salvo que haya mucha amistad y se dé el contexto adecuado), si no se está dispuesto a aceptar opiniones distintas a la tuya (que son tan lícitas, salvo que provengan de un asno, como la tuya, al menos en el 95% de los asuntos, por lo que el 5% restante al no ser opinable tampoco vale la pena ser discutido), si no es con personas de similar inteligencia o cultura a la tuya si es que el tema exige tener la primera o haber adquirido la segunda, si hay mucha gente, si -en definitiva- no eres capaz de acabar riéndote de la discusión con la persona con la que discutes.

Pues eso: paz y buenos alimentos... que las discusiones no nos amarguen, y que tampoco rehuyamos las que sean necesarias y útiles, porque ésas sí que valen la pena y nos hacen crecer... por dentro, claro (por si algún bajito ya se había hecho ilusiones).

lunes, 7 de diciembre de 2009

La Plaza Mayor

Por motivos que no vienen al caso es habitual que cuando llega el mes de diciembre frecuente la zona de la Plaza Mayor de Madrid. Por tanto, yo la asocio a lo siguiente: cañitas, bocadillos de calamares, frío, noche, puestos de temporada con figuritas para el belén y bromas para el día de los Santos Inocentes y reencuentro con muchos y viejos amigos. Y me gusta tanto todo ésto que tenía que decirlo. Una vez más: ¡cómo me gusta mi Madrid!

Pongamos que hablo de Madrid

Un clásico en sonido e imágenes:

domingo, 6 de diciembre de 2009

Días de Adviento

El Adviento (la llegada, en referencia al inminente nacimiento de Jesús de Nazaret) es un tiempo repleto de entrañables tradiciones. Hoy quería hacer referencia a dos auténticos e inolvidables clásicos propios de este periodo.

Uno de esos clásicos sólo se suele vivir en las iglesias y en las familias de raíz cristiana: es ese ramo circular en el que ya se atisban los decorativos navideños y en el que van incrustadas cuatro velas. Cada uno de los cuatro domingos se enciende una vela, lo que no deja a veces de ser motivo de conflicto en las familias numerosas, en las que los niños se pelean por ser los protagonistas de la jugada.

El otro gran clásico es el calendario de Adviento: ese cartón con una ventana cerrada para cada día del Adviento y que, al abrirse, contiene una fina e insultantemente ridícula chocolatina que, sin embargo, no podemos evitar que nos vuelva locos porque llegue el día siguiente. Por supuesto, a la primera semana algún impaciente ya se ha comido todo el calendario. Y es que el dichoso cartón es todo un ejercicio de paciencia, templanza y fortaleza para niños y adultos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Blowin' in the wind

Uno de los clásicos del siglo XX, una de las canciones que marcan una época y que la trascienden. Eso es Blowin' in the wind, cantada en este vídeo por su creador, aquí jovencísimo, Bob Dylan:



Y me pregunto yo: ¿por qué ahora las canciones sólo hablan de gilipolleces? Lo de Bob sí que era música, casi todo lo de ahora es mero pachangueo.

Sucedáneos de la Navidad

Ya empiezan a vislumbrarse las pseudonavidades. Un abuelo gordo vestido de rojo, unas señoritas medio vestidas (también de rojo) y unos precios por las nubes son algunos de sus signos distintivos. Sí: odio a Papá Noel, a las pelandruscas que pasan frío medio vistiéndose como él y que entremos en rebajas al día siguiente de Reyes.

martes, 1 de diciembre de 2009

Hacer barrio


Este curso estoy haciendo algo que no había hecho en mi vida: barrio. La verdad es que esta tarea da pereza en un principio, pero una vez empiezas a llevarla a cabo descubres que esconde una íntima satisfacción.

Cosas tan sencillas como dar los buenos días al portero de la casa de al lado, preguntar a la vecina por sus nietos, interesarse por cómo le va el negocio ese día al camarero al que siempre pides cambio para tabaco, escuchar un minuto al panadero o comentar algún titular con el quiosquero le reportan a uno una alegría discreta, moderada, pero eficaz: porque tu camino desde el portal de casa hasta el metro ha pasado de ser desconocido a ser agradable.

Son personas a las que ves todos los días, aunque nunca más de dos minutos. Nunca te vas a cansar de ellas ni ellas de ti, y nunca tendrás una discusión con ellas, así que no hay motivo para ignorarse: hága usted barrio. Se lo recomiendo vivamente.

La otra navidad


Es uno de diciembre: ¡feliz navidad! Hoy da comienzo la otra navidad, la comercial, la de El Corte Inglés, la que se escribe con minúscula. Esta navidad es a menudo muy criticada; yo mismo la he criticado hasta la fecha, pero este año he decidido no hacerlo. ¿Por qué?

Porque no veo ningún inconveniente en que, siempre que no se pierda de vista cuál es la Navidad con mayúscula, los comercios aprovechen para adornar sus tiendas y aumentar el volumen de sus ventas durante un mes. Porque me gusta ver las calles iluminadas y el trajín de la ciudad cuando la gente sale del trabajo a las tiendas. Porque una ciudad de fiesta siempre es más alegre que una ciudad sin fiesta.

Sin embargo, hay cosas de estas fiestas que no soporto, pero ya irán saliendo: son lo que llamo sucedáneos de la Navidad, y hablaré de ellos mañana.