Las peleas: todo un clásico de la NBA, y si no que se lo pregunten a Dennis Rodman. La última, a raíz de una falta cometida sobre Rudy Fernández:
martes, 26 de enero de 2010
El informático

domingo, 24 de enero de 2010
Gonzalo, Anelka y promesa

jueves, 21 de enero de 2010
Más barrio

Al final, me he dicho: pero si el de la tienda de abajo me conoce desde que soy un niño, ¿cómo me va a negar que se lo pague mañana? Este moroso pensamiento me ha llevado a la tiendecita y, según ponía las cosas sobre el mostrador, el dueño me ha dicho: si te viene mejor me lo pagas un día de estos. Sin que yo le dijera nada. Increíble. Así da gusto hacer barrio.
miércoles, 20 de enero de 2010
Sheriffs de pueblo

Es el caso de los que, endiosados por vestir un uniforme, tratan con complejo de superioridad a cuantos ciudadanos se cruzan por sus controles de velocidad, de alcoholemia o de acceso a cualquier lugar. Es el caso de los que utilizan la letra de la ley como arma arrojadiza y luego se la pasan por el forro cuando les conviene. Es el caso de los que se fuman un puro con tu presunción de inocencia. Es el caso de los que, sin haber leído El proceso de Kafka (en realidad, sin haber leído nada) siembran entre los indefensos y desarmados ciudadanos de a pie el desconcierto que sufre su protagonista Josef K. Es el caso de los que se creen seres omnipotentes por el hecho de poder poner una multa o llevarte una noche al calabozo, cuando en realidad no son más que arrogantes y ridículos sheriffs de pueblo.
martes, 19 de enero de 2010
Mi Valencia

Subir el Micalet, echar unas migas a las palomas de la plaza de la Virgen, tomar una horchata en Daniel o en Santa Catalina, ir un jueves a ver las disputas de acequias en el Tribunal de las Aguas, pasear por el puerto, tomar una paella en la Pepica, comprar una cerámica en la Plaza Redonda, correr por el antiguo cauce del río, desayunar un chocolate con churros en el Valor de la Plaza de la Reina, tumbarse en el césped del parque de Cabecera, ensordecer en la mascletá del Ayuntamiento, echar una o varias noches en Bierwinkel, ir -cuando estés harto de todo- a la terraza del Parador de El Saler o del hotel Las Arenas y pedir un gin tonic de quince euros o un café de cinco (o ambos), comprar unas castañas en Colón después de ir de compras, tirar petardos sin que los vecinos piensen que se trata de bombas o parar el coche para coger unas naranjas de un huerto y tomártelas por el camino. Todo esto es sólo un poco de lo que para mí es Valencia. Mi Valencia.
lunes, 18 de enero de 2010
Bancos y abuelos
Los bancos sirven para algo. No me refiero a las entidades financieras, que está claro que no sirven más que para asfixiarnos, sino a esos asientos alargados de madera que encontramos estratégicamente distribuidos por las geografía urbana y rural de nuestro país.

En fin, brindo por los abuelillos que sirven a la sociedad de este modo, su esfuerzo es necesario en una sociedad que cada vez está más tomtomizada, pues aportan un toque personal que ningún gps del mundo puede proporcionar.
jueves, 14 de enero de 2010
Antonio Fontán

Acabo de leer la reciente noticia de la muerte de mi admirado Antonio Fontán. ¡Lo que acaba de perder España! ¡Lo que acaba de perder! Qué pena. Descanse en paz (seguro que así es).
Elvis
Hace unos días cumplió setenta y cinco años. Cumplió, y no habría cumplido, porque Elvis está vivo (me lo ha dicho un amigo):
miércoles, 13 de enero de 2010
Quitar el belén
¡Con cuánta ilusión montamos el belén en nuestras casas a mediados de diciembre... y cuánta pereza da quitarlo al acabarse la Navidad! El solo pensamiento de tener que hacerlo nos paraliza. Tanto corcho, las luces, cada figurita... buf, mejor lo dejamos para mañana, cuando aparezcan las cajas en las que estaba todo guardado. Esperemos que este año no nos coja febrero con el musgo amarillo. Además, hay que desmantelar corriendo el portal, que el cabrón de Herodes está al acecho...

martes, 12 de enero de 2010
Papá, ¿por qué somos del Atleti?
En homenaje a mi amigo Francis, que hoy parte de nuevo hacia París, recordaremos hoy al único Atleti que ha pasado a ser un auténtico clásico:

domingo, 10 de enero de 2010
Chiste de suegras
sábado, 9 de enero de 2010
Películas aburridas

Creo que anoche vi la película más aburrida de la historia del cine. Aunque se dice el pecado pero no el pecador, haré una pequeña excepción para prevenir al ingenuo espectador de este sopor cinematográfico llamado Australia. Uno pudiera llevarse a engaño viendo el cartel del reparto de actores: que si Hugh Jackman por aquí, que si Nicole Kidman por allá... nada: es un auténtico pelmazo. Lo mejor que uno puede hacer si la ve por la noche es hacer como con las pelis del oeste después de comer: echarse en el sofá con una manta por encima y dejarse llevar por el más profundo de los sueños. En este caso la película fue tan coñazo que me dio para hacer compañía a Morfeo durante nueve horas seguidas.
viernes, 8 de enero de 2010
Anís del Mono

martes, 5 de enero de 2010
Cabalgata
Mientras escribo estas líneas es probable que sólo una minoría de la población española se encuentre en su hogar, y es que sus Majestades de Oriente pasean esta tarde por nuestras calles y, quienes no han ido a saludarles, es porque están colaborando frenéticamente con ellos en los diversos centros comerciales de su ciudad.
Ir a una cabalgata es una experiencia muy divertida: en ella puedes ver el entusiasmo en los ojos de los niños, que siempre suelen volver algo decepcionados porque un egoísta que se encontraba a su lado ha abierto un paraguas colocándolo boca arriba para arrebatarle todos los caramelos que lanzan los pajes. Papá suele acabar con los hombros machacados de llevar al niño a hombros y mamá con las manos enrojecidas de llevar tantas bolsas desde El Corte Inglés a casa y, encima, a escondidas. Pero ¿qué no vale la ilusión de un niño?
Ir a una cabalgata es una experiencia muy divertida: en ella puedes ver el entusiasmo en los ojos de los niños, que siempre suelen volver algo decepcionados porque un egoísta que se encontraba a su lado ha abierto un paraguas colocándolo boca arriba para arrebatarle todos los caramelos que lanzan los pajes. Papá suele acabar con los hombros machacados de llevar al niño a hombros y mamá con las manos enrojecidas de llevar tantas bolsas desde El Corte Inglés a casa y, encima, a escondidas. Pero ¿qué no vale la ilusión de un niño?

lunes, 4 de enero de 2010
Dulces navideños

Aunque la tan famosa crisis haya llegado casi hasta el último rincón de nuestra sociedad, quien más quien menos ha dispuesto este año la mesa de su salón con algunos dulces navideños.
Mi favorito es el turrón de Alicante, ese de color blanco cubierto por una fina capa como de papel similar a las obleas. Lo único malo es que cuando te tomas tres trozos los dientes ya empiezan a doler; entonces es cuando pasas a los de chocolate, que te empachan enseguida. Tres cuartos de lo mismo sobre el turrón de... turrón (qué pringoso es, por cierto). Total, que, decidido, vuelves al de Alicante pero, como es el más rico, ya se ha acabado, por lo que decides atacar el más parecido: el turrón de guirlache, que cansa también muy pronto y que además te deja el guirlache más pegado a los dientes que un niño pequeño a sus padres.
¿Qué decir de los polvorones? Si alguien ha visto un papel de esos que los envuelven totalmente vacío, que me llame y me lo comunique: hasta la más delicada de las conciencias es incapaz de acabar con esa amalgama de cosas llamada polvorón. Menos pesados son los mantecados, pero tienen el problema de que sólo nos aficionamos a uno de ellos, con el que acabamos enseguida; algo parecido a lo que ocurre con el único bombón que nos gusta de una enorme y variada caja. Lo que nunca nos planteamos probar, salvo los que son muy sacrificados (que, habitualmente, son los mismos que cuando hay cocacola y fanta de limón optan por esta última), son los mazapanes: a quien le gusten le pagaría con millones de ellos... aunque tendrá que darse prisa, porque en mi casa, al llegar el mes de febrero, ya los tiramos -Dios nos perdone- por puro desistimiento.
Me permito, para acabar, una sugerencia: pruebe los roscos de vino con una copita de pacharán al lado. Entran mucho mejor. Y, mientras tanto, esperemos al mejor de los dulces de Navidad: el roscón de Reyes.
Mi favorito es el turrón de Alicante, ese de color blanco cubierto por una fina capa como de papel similar a las obleas. Lo único malo es que cuando te tomas tres trozos los dientes ya empiezan a doler; entonces es cuando pasas a los de chocolate, que te empachan enseguida. Tres cuartos de lo mismo sobre el turrón de... turrón (qué pringoso es, por cierto). Total, que, decidido, vuelves al de Alicante pero, como es el más rico, ya se ha acabado, por lo que decides atacar el más parecido: el turrón de guirlache, que cansa también muy pronto y que además te deja el guirlache más pegado a los dientes que un niño pequeño a sus padres.
¿Qué decir de los polvorones? Si alguien ha visto un papel de esos que los envuelven totalmente vacío, que me llame y me lo comunique: hasta la más delicada de las conciencias es incapaz de acabar con esa amalgama de cosas llamada polvorón. Menos pesados son los mantecados, pero tienen el problema de que sólo nos aficionamos a uno de ellos, con el que acabamos enseguida; algo parecido a lo que ocurre con el único bombón que nos gusta de una enorme y variada caja. Lo que nunca nos planteamos probar, salvo los que son muy sacrificados (que, habitualmente, son los mismos que cuando hay cocacola y fanta de limón optan por esta última), son los mazapanes: a quien le gusten le pagaría con millones de ellos... aunque tendrá que darse prisa, porque en mi casa, al llegar el mes de febrero, ya los tiramos -Dios nos perdone- por puro desistimiento.
Me permito, para acabar, una sugerencia: pruebe los roscos de vino con una copita de pacharán al lado. Entran mucho mejor. Y, mientras tanto, esperemos al mejor de los dulces de Navidad: el roscón de Reyes.
domingo, 3 de enero de 2010
Sí, mamá, sí

Es de bien nacido

sábado, 2 de enero de 2010
Días navideños

viernes, 1 de enero de 2010
Año nuevo
Feliz año nuevo a todos, muchas felicidades a los que se llaman Manuel y mucho ánimo con los objetivos del 2010, que será para nosotros lo que queramos. Citaré una frase que solía decir un amigo mío al que hace tiempo que no veo: Somos hijos de nuestros actos y padres de sus consecuencias... ¿o era al revés? En cualquier caso, ambas cosas tienen sentido, así que este año nuevo será vida nueva si nos lo curramos día a día.
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