lunes, 28 de febrero de 2011

Excusas

Es inherente al ser humano alzar la excusa cuando llega tarde a una cita. Está la velada (por razones que no vienen al caso), la grave (por razones de fuerza mayor), la amnésica (se me había olvidado), la circulatoria (el manidísimo y siempre falso atasco), la familiar (el niño se ha puesto malo), y así un largo etcétera. Todo con tal de no ser sincero y pedir perdón. Por eso cada día admiro más la respuesta que le oí a un tío mío un día que llegó tardísimo a una conferencia que debía impartir y a la que yo asistí: "Lo siento mucho. No tengo excusa: me estaba echando la siesta y me ha apetecido quedarme un ratito más". Hubo descojone en el auditorio y la falta quedó olvidada entre las risas. Qué grande.

2 comentarios:

  1. DRulo, has falseado la realidad. Tu tío dijo: quería echarme veinte minutos pero me he quedado dormido, y la siesta ha durado una hora y media. Todavía llevaba legañas en los ojos. Tu tío, un grande. Un pionero.

    ResponderEliminar
  2. Recuerdo hace muchos años otro gran salida (nótese que era en Pamplona): "chaval, ya me vas a perdonar, pero entre unas cosas, y otras, y h..., no he podido llegar antes

    ResponderEliminar