miércoles, 29 de mayo de 2019

El poder del betún

Ningún olor nos devuelve tanto a la infancia como el del betún. Pocas son las noches en las que lo aplicamos cuidadosamente a nuestros zapatos, pues por desgracia solemos tener cosas más interesantes que hacer.
 
Habitualmente nos conformamos con dar a nuestros zapatos un repaso rápido con las plantas de los pies una vez enfundados los calcetines. Técnica que requiere una mezcla de fuerza pedestre y equilibrio, y que en más de una ocasión ha terminado en una ridícula, con suerte solitaria, caída al suelo.

Otras veces empleamos para este menester una esponjilla abrillantadora que algún día nos llevamos cutremente del kit de aseo de un hotel.
 
Sin embargo, no hay nada como el betún. Ese aroma intenso, parecido en su peligroso efecto de atracción al del pegamento o la gasolina, evoca en la mente el niño de colegio que un día fuimos, con sus bermudas grises y los calcetines hasta debajo de las rodillas.

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