viernes, 20 de noviembre de 2009

Groucho y yo

Ayer me acabé la autobiografía de un grande entre los grandes: Groucho Marx, titulada Groucho y yo. Me he partido de risa leyéndola, y además he ido recopilando las frases que más me han gustado:

1. Aunque es del dominio público, creo que puedo anunciar que nací a muy temprana edad.
2. Todos los hermanos éramos mentirosos inveterados. No deberías mostrarte demasiado severo con nosotros porque habíamos descubierto al principio de la vida que las mentiras continuas y consistentes eran el único camino para sobrevivir.

3. Al año siguiente era un año más viejo y, por una curiosa coincidencia, todas las chicas que conocía también habían envejecido un año.

4. Como manera adecuada de culminar aquellas comilonas suntuosas, empecé a fumar puros.

5. Le conté la acostumbrada historia de mi soledad y de lo hermosa que ella era, indudablemente la chica más bonita que había visto en mi vida. (Tal vez sea un truco muy gastado, pero, desengáñate, ¡da resultado!).

6. La chica no era ninguna lumbrera. Por otra parte, he de decir en defensa suya que tenía dos piernas estupendas.
7. Antes de que me metan en chirona por defender el vicio legalizado, quiero declarar que no estoy a favor de la prostitución, ni la apruebo. (Tampoco estoy a favor del robo o del contrabando de drogas).

8. Si los críticos de Nueva York empaquetaran sus máquinas de escribir, se trasladaran a la Mongolia Exterior y permaneciesen allí durante unos diez años, el teatro volvería a florecer como a principios de siglo, pese a la competencia de la televisión, de las películas, de las boleras y del sexo.

9. Bebo de vez en cuando, en reuniones, para evitar que me atrapen estando sobrio.

10. En mis veinte años trabajando en las películas he andado centenares de kilómetros en toda clase de escenarios cinematográficos buscando frenéticamente, no el amor, sino un pequeño lavabo confortable, cálido y acogedor.

11. De un callista al tema del amor hay un buen salto, pero observa con cuanta facilidad lo doy en el próximo capítulo.

12. Sostengo una teoría acerca de los hombres que sienten locura por la pesca. Es la misma teoría que utilizo para los jugadores de golf apasionados. Es una de las pocas excusas válidas que quedan para que un hombre pueda huir de la esposa y de los niños.

13. Les ruego acepten mi renuncia. No deseo pertenecer a ningún club que me acepte como miembro.

14. Para aquellos que nunca lo han tenido, no encuentro palabras para describirles lo magnífico, tranquilizador y reconfortante que es el dinero.
15. Por desgracia, la buena suerte nunca ha resuelto abandonarme.


Y para los insomnes como yo, unas sabias palabras del grandísimo Groucho:

El sueño es algo muy esquivo y debe tenerse mucho cuidado en no asustarlo. Si lo persigues con demasiado ahínco, dará media vuelta y saldrá huyendo.

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