Ayer, después de ganar un partido de fútbol, fui con tres amigos a tomar una cerveza para celebrarlo. En cuanto me sirvieron la jarra de cerveza di un largo trago, y vino a mi memoria el clásico libro de Philippe Delerm titulado "El primer trago de cerveza y otros pequeños placeres de la vida". Os dejo con él porque yo no puedo expresar mejor su significado:
"¡El primer trago! ¿Trago? Empieza mucho antes de la garganta. En los labios aflora ya ese oro burbujeante, frescor amplificado por la espuma, y lentamente en el paladar un placer tamizado de amargor. ¡Qué largo parece el primer trago! Se bebe de un tirón, con avidez falsamente instintiva. Saboreamos el color; falsa miel, sol frío. Siguiendo todo un ritual de sabiduría y espera, nos gustaría gobernar el milagro que acaba de producirse y de desvanecerse a un tiempo. Nos gustaría conservar el secreto del oro puro, y encerrarlo en fórmulas. Pero ante esa mesita blanca salpicada de sol, el decepcionado alquimista tan sólo salva las apariencias, y bebe cada vez más cerveza disfrutando cada vez menos. Es un placer amargo: bebemos para olvidar el primer trago."
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