lunes, 1 de junio de 2009

El maricón

En nuestros políticamente correctos tiempos más de uno puede escandalizarse al oír esta palabra, pero para tranquilidad de todo neofariseo que se esté llevando las uñas a los vestidos diré que no pretendo abordar aquí el tema de la homosexualidad, sino tan sólo referirme a ese personaje tan clásico que toda la vida hemos llamado todos maricón, sin tratar de designar con tal palabra al que tiene una determinada conducta o tendencia sexual, sino en todo caso al que posee un estilo afeminado. Nadie como Martes y 13 supo reflejar al maricón... de España.


En todas las aulas y trabajos relativamente grandes hay al menos uno, y lo identificarás por lo siguiente: tiene una exagerada tendencia a hablarte a un centímetro de distancia, te apoya la mano en el hombro en cuanto te descuidas, habla con un toniquete chirriante que jamás llegas a creer que pueda ser verdadero a pesar de la evidencia de que lo es, siempre está rodeado de las mujeres más guapas, es amable hasta la náusea, nunca se enfada y, como elemento definitivo, algunas veces te dice que hueles muy bien. Y sin embargo, lo queremos... pero unos centímetros más alejado, por favor.

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