sábado, 13 de junio de 2009

Tópicos mundanos y lavadoras

Uno de los tópicos de la progresía feminista es que la mujer, para ser feliz, para "realizarse", debe librarse de las ataduras que suponen el embarazo y la maternidad. Liberada al fin del matrimonio, podrá verdaderamente sentirse mujer, dicen las almeidas. Para poder entregarse al sexo libre necesitan mantener una jovial y perfecta figura toda su vida, y beben cocacola y cerveza light. Y así, dicen, gozarán de más salud en la vejez. Y cuando llegan a los setenta años, te encuentras con un trapo sucio con tinte rubio, pintalabios rojo pasión y pechos que demuestran la rápida fecha de caducidad de la silicona...


No digo que una mujer no tenga que intentar mantenerse joven y atractiva: por favor, que lo hagan. Pero que no caigan en esa enfermedad que consiste en no querer aceptar el paso del tiempo y el curso natural y sencillo de la vida. ¿Sabéis qué? Mi abuela, después de 21 embarazos, 15 hijos y un admirable marido profesor de colegio con el que estuvo casada hasta el final y que se marchó hace ya casi una década, ha bebido cerveza toda su vida y ha sido ama de casa toda su vida. Para colmo, se acaba de recuperar a la perfección de un tumor cerebral de seis centímetros... ¿qué echó de menos en el hospital? Su lavadora. Y, sin ninguna duda, es la persona más feliz y agradable que he conocido en mi vida. No trato de hacer un alegato machista: hablo de sencillez. Ahí queda eso: Qui potest capere, capiat.

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