Todos nos hemos topado alguna vez en la vida con uno de ellos. También son conocidos como el cocinitas, el voluntas, el culopreto o, más familiarmente, el tío ese pesao. Se trata de personas con un exarcerbado sentido del espíritu de servicio mezclado con un punto de aburrimiento y otro poquito de egocentrismo.
Son los que piensan que cuando ellos duermen el resto del mundo también duerme, porque se consideran necesarios en todos los fregaos. Lo que no saben es que es precisamente cuando se van ellos cuando empieza la fiesta. Y es que uno se siente culpable y lo pasa mal al verles dejarse la piel por hacerte continuos servicios que tú no les has pedido. ¡Pero siéntate ya! Y nada: es incombustible; ahí sigue desfondándose gratuitamente.
Es el clásico tío que se muestra reacio a que le sustituyan en el turno de hacer la carne en una barbacoa, que siempre prepara el fuego en los campamentos, que se enfunda el delantal de principio a fin de la comida, que cuando alguien se desmaya se convierte repentinamente en médico, que es más papista que el Papa. En definitiva, él es un experto en todas las materias y, por tanto, nadie mejor que él para asumirlas íntegramente.
Pues nada: asúmelas, asúmelas. Yo no me voy a sentir mal por no hacer más de lo que tengo que hacer, por dejarme servir una buena panceta en la barbacoa, por preferir hablar con los amigos cuando estoy con ellos a hacerles mil servicios materiales innecesarios. Así, tú -barbacoas- y yo estaremos contentos.
Son los que piensan que cuando ellos duermen el resto del mundo también duerme, porque se consideran necesarios en todos los fregaos. Lo que no saben es que es precisamente cuando se van ellos cuando empieza la fiesta. Y es que uno se siente culpable y lo pasa mal al verles dejarse la piel por hacerte continuos servicios que tú no les has pedido. ¡Pero siéntate ya! Y nada: es incombustible; ahí sigue desfondándose gratuitamente.
Es el clásico tío que se muestra reacio a que le sustituyan en el turno de hacer la carne en una barbacoa, que siempre prepara el fuego en los campamentos, que se enfunda el delantal de principio a fin de la comida, que cuando alguien se desmaya se convierte repentinamente en médico, que es más papista que el Papa. En definitiva, él es un experto en todas las materias y, por tanto, nadie mejor que él para asumirlas íntegramente.
Pues nada: asúmelas, asúmelas. Yo no me voy a sentir mal por no hacer más de lo que tengo que hacer, por dejarme servir una buena panceta en la barbacoa, por preferir hablar con los amigos cuando estoy con ellos a hacerles mil servicios materiales innecesarios. Así, tú -barbacoas- y yo estaremos contentos.
Muy bueno xaval!!!!, creo has clavado la personalidad de esas personas llamadas barabacoas!! o el tuercas!!!...., lo unico que yo creo que hay gente que se puede sentir incomodo con alguien así, pero en verdad os digo que poniendote una persona asi en la vida es muy comodo, la moraleja: ponte un barbacoa en tu vida. un besote.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Y me gusta tu lema: pon un barbacoas en tu vida. Un saludo
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