martes, 10 de marzo de 2009

Donde el poeta se despide definitivamente del cotarro

Me dice un amigo que por qué no me presento a premios de escritura. Le contesto con un poema de uno de los grandes, Miguel D´Ors, titulado Donde el poeta se despide definitivamente del cotarro:

Adiós, adiós revistas, premios, antologías,
fulgores de El País y el Segundo Canal,
adiós generación del 70, divino
tesoro, te he perdido para nunca jamás.
Para ser comunista me falta la langosta
(que no es poco faltar)
y, como don Antonio, tampoco soy un ave
de ésas (menudos pájaros) del nuevo gay trinar,
y no versificando ni a la izquierda
ni debajo de nadie, ustedes me dirán.
Adiós entonces, fama, adiós obras completas,
adiós escalinatas hacia Carlos Barral,
adiós muchachos, nunca compañeros
de mi vida (a Dios gracias –y gracias además
a los sabios consejos sobre las compañías
que me dio mi papá–).
Pero todos felices: la Poesía
y yo tendremos más intimidad,
y vosotros qué gozo: en la carpeta
de Félix Grande un poco menos de original
y un poco más de alfalfa en los amenos prados
del Parnaso local.
5-IX-82
Y añado yo: sic transit gloria mundi o, en versión laico-romana, memento homo es!

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