Desde la Vigilia de Resurrección en San Pedro del Vaticano jamás había visto un acto público tan cuidado en cuanto al vestido, el lugar y la "liturgia" como el de la Jura de Bandera de la Academia de Infantería de Toledo del pasado 3 de abril.
Son ceremonias que no se quedan en lo meramente externo, sino que llegan al interior: te interpelan, te "arañan", te exigen una respuesta, un compromiso, ya sea con Cristo o con España. En ellas, sólo los tibios o los frívolos vuelven como se fueron. Pero, a poca sensibilidad que se tenga, aquello te toca, te transforma, te hace mejor o, al menos, más orgulloso de ser lo que eres (cristiano o español).
Creo que todo acto debería tener este objetivo; sin embargo, muy pocos lo consiguen... Porque, como dijo un buen amigo mío, estar dotados de buen gusto y de mesura, no es cosa de todos.
Son ceremonias que no se quedan en lo meramente externo, sino que llegan al interior: te interpelan, te "arañan", te exigen una respuesta, un compromiso, ya sea con Cristo o con España. En ellas, sólo los tibios o los frívolos vuelven como se fueron. Pero, a poca sensibilidad que se tenga, aquello te toca, te transforma, te hace mejor o, al menos, más orgulloso de ser lo que eres (cristiano o español).
Creo que todo acto debería tener este objetivo; sin embargo, muy pocos lo consiguen... Porque, como dijo un buen amigo mío, estar dotados de buen gusto y de mesura, no es cosa de todos.
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