A pesar de tener muy poco tiempo de vida, las redes socio-virtuales Facebook y Tuenti ya tienen sus propios clásicos: personas que te agregan y a las que no conoces de nada, mirar todas las fotos del recién ingresado entre tus contactos y luego hacerte el tonto como si no supieras lo que hizo el pasado finde cuando lo has seguido minuto a minuto en sus imágenes, conectarte con la ilusión de que te haya escrito alguien y llevarte el chasco de que sólo te han invitado a una fiesta masiva en una discoteca de moda, y tantos otros.
Uno de los que más me divierte es el de los cuestionarios de Facebook. Ahí hay de todo, y casi todos están elaborados por ociosos sudamericanos a los que se ve el plumero al titularlos con algo así como: ¿Qué tan deportista sos? He llegado incluso a ver uno que dice ¿Qué tan español sos? Dan ganas de contestar: ¿y tú, argentino de m..., me lo vas a decir a mí? Luego los hay más esotéricos, y es que la nueva superstición se encuentra en los cuestionarios de Facebook: ¿A qué edad te vas a casar? ¿A qué edad te vas a morir? ¿Cuándo serás feliz?, etc, etc. A poco que los unas descubres lo parida que son: te casarás a los 30, morirás a los 28 y serás feliz a los 43... pues vale. Pero en fin, para echarse unas risas no está mal.
Luego es curioso ver cómo tíos que sabes de buena tinta que todo el mundo pasa de ellos tienen 700.000 mil amigos, y es que Facebook hace milagros. Precisamente esto último dice mucho de Feisbuc y Veinte: en ellos puedes crearte una vida paralela que no se parezca en nada a la real pero que te haga creer que por fin eres el supermán o la superwoman que soñabas ser. Hasta que vuelves al trabajo el lunes y el jefe te vuelve a poner en tu sitio. Conclusión: Facebook bien un ratito. Pero mejor ir de cañas.
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