A pesar de tener muy poco tiempo de vida, las redes socio-virtuales Facebook y Tuenti ya tienen sus propios clásicos: personas que te agregan y a las que no conoces de nada, mirar todas las fotos del recién ingresado entre tus contactos y luego hacerte el tonto como si no supieras lo que hizo el pasado finde cuando lo has seguido minuto a minuto en sus imágenes, conectarte con la ilusión de que te haya escrito alguien y llevarte el chasco de que sólo te han invitado a una fiesta masiva en una discoteca de moda, y tantos otros.

Luego es curioso ver cómo tíos que sabes de buena tinta que todo el mundo pasa de ellos tienen 700.000 mil amigos, y es que Facebook hace milagros. Precisamente esto último dice mucho de Feisbuc y Veinte: en ellos puedes crearte una vida paralela que no se parezca en nada a la real pero que te haga creer que por fin eres el supermán o la superwoman que soñabas ser. Hasta que vuelves al trabajo el lunes y el jefe te vuelve a poner en tu sitio. Conclusión: Facebook bien un ratito. Pero mejor ir de cañas.
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