jueves, 23 de julio de 2009

El abanico

Hace un tiempo hablábamos de la mujer española y sus cualidades. Entonces, hubo algo que se quedó en el tintero, y que ahora retomamos: el abanico. La mujer española y el abanico son inseparables.

El abanico sirve para darse aire cuando el calor es sofocante, pero también sirve para atizar discretamente al marido cuando se está pasando de la raya en una sobremesa. Pero donde de verdad el abanico se convierte en clásico es en la Misa del domingo. Una Misa de verano se distingue por el continuo retintín de fondo que provoca el choque del abanico con las cadenas colgantes de los cuellos femeninos. Y, cada cierto tiempo, dos chasquidos muy seguidos, porque para entretenerse recogen y reabren el abanico de cuando en cuando.

Y mientras, los hombres, por hacernos los hombres, pasando calor... menos mal que mamá o la parienta conocen nuestra oculta debilidad y cada poco acercan su abanico para darnos aire.

2 comentarios:

  1. Pues yo me estoy planteando comprarme uno: ya sabes que, en cuestión de calores, Valencia no defrauda.

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  2. Sería un gran acierto por tu parte, Ion!! Ande yo frío, ríase el gentío!!

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