Es una experiencia bastante poco habitual: la industria hollywoodiense nos tiene a pan y agua o, mejor dicho, no hace sino darnos pan y circo para nuestros embotados sentidos. Sin embargo, a pesar de ese embotamiento, todavía conseguimos distinguir una mala de una buena película. Y es que una buena peli siempre deja huella.
Una peli buena es la que hace que te hagas un personaje más cuando la ves, la que te hace olvidar las palomitas, la que te hace aguantar las ganas de mear hasta límites nunca sospechados, la que te hace reír y la que te hace llorar... Es muy difícil describir qué es una buena peli sin caer en el tópico. Pero no renuncio a decir que una buena peli es la que te cambia, la que te transforma, la que te muestra una realidad mejor o un modo de cambiarla; en definitiva, la que te hace salir de la caraja mental para entrar en el mundo de los ideales.
Un propósito que no cumpliré: no volver a ver cine basura nunca mais. Bueno, alguna de Stallone de vez en cuando también es sano...
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