miércoles, 29 de abril de 2009

Recibir una carta

A veces llegamos a casa y nos dicen desde el fondo del pasillo: ¡tienes una carta! La vida, por desgracia, es tan normal, que siempre, tras una pequeña punzada en el corazón, descubrimos que esa carta es del banco o de publicidad. Pero llega un día, cada mucho, muchísimo tiempo, en que ves que esa carta es de un amigo. Entonces, no la abres de inmediato: observas atentamente el sobre, con todos sus detalles, y la guardas celosamente en un cajón para leerla en un momento de mayor tranquilidad. Cuando por fin decides leerla, la relees unas cuantas veces, y te propones contestarla. Ese propósito casi siempre se retrasa bastante.

Al llegar el verano, te aburres un día y decides ordenar tu habitación. Es entonces cuando vuelves a ver la carta, y la vuelves a leer. En ese momento esa carta entra en un archivo que sólo volverá a ser revisado el día de tu muerte.

Aunque tras la aparición de internet se reciben menos cartas, no dejan de sorprendernos de vez en cuando... ¡y qué ilusión hacen!

3 comentarios:

  1. A mí me llegó una hace poco desde el Tribunal Constitucional. Me pregunto cómo salió ese sobre de tan augusto lugar y llegó a tus manos. ¡Gracias!

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  2. No, mejor no me digas cómo salió de tan augusto lugar y llegó a tus manos.

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  3. Eso, eso, mejor no te lo digo...Un abrazo!!!

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