En toda reunión social hay clásicos: el que llora en su discurso, el que arranca carcajadas al aburrido público, el que se pone nervioso y no se acuerda de lo que quería decir... y el tío que cuenta el chiste del loro. Un fuerte abrazo para él...
Lo siento, Ion, pero es el peligro de que te cuelguen fotos en el blog de Albalat. Y, además, uno de mis más fieles seguidores tenía que aparecer tarde o temprano por el blog... Un abrazo!
¡Qué cabrón! Y otro abrazo para ti.
ResponderEliminarLo siento, Ion, pero es el peligro de que te cuelguen fotos en el blog de Albalat. Y, además, uno de mis más fieles seguidores tenía que aparecer tarde o temprano por el blog... Un abrazo!
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